El objetivo en la formación es dar condiciones al individuo para actuar, pues la animación no consiste ni en explicar ni en aleccionar, pero la formación exclusiva en técnicas y recursos deviene impropia y fracasada a medio plazo. Precisamente la formación se requiere para actuar y para saber por qué, para qué y como ha de hacerse.
Es importante señalar que dada la realidad socio cultural de nuestro país los cursos de formación cumplen también un imprescindible papel de formación personal y cultural y de introducción a las ciencias sociales, que sitúa a los animadores ante una acción consciente más allá del pragmatismo.
Este tipo de formación presupone, la existencia de oferta y proyectos de actividad cotidiana para los asistentes, tanto para rentabilizar sus conocimientos como para asegurar una formación práctica permanente.